lunes, 18 de febrero de 2013

Ana Cecilia Farah propone el rescate de la memoria visual, una imaginería personal producto, a su vez, del imaginario occidental. Hay una fuerte conciencia histórica en su obra. Farah utiliza además de imágenes y otros elementos de su personal “archivo”, muebles y objetos encontrados en las casas de sus antepasados -herencia socio-cultural- y elementos e imágenes que ella misma ha ido recopilando a lo largo de su vida y sus viajes -archivo personal- algunos, portadores de memorias ajenas y paralelas a la suya. Estos son el punto de partida de sus composiciones donde la artista suma significantes a través de la superposición de capas de texturas e imágenes.
Farah logra crear composiciones que son un comentario también sobre la memoria, personal y la histórica. Sus piezas son una hibridación de objetos y contextos de distintos períodos y estilos, “un collage” de tiempos, eras y signos que remiten ineludiblemente al sujeto contemporáneo.
Para hablar de la híbrida identidad de gran número de la población Latino Americana, producto de procesos de repetidos y complejos mestizajes, la artista crea una imagen visual donde objetos, sobretodo mobiliario europeo o europeizado de otras décadas o siglos pasados, aparecen conjugados con la naturaleza, con la exorbitante flora americana. Su lenguaje y su discurso convierten la composición de una aparentemente sencilla naturaleza muerta contemporánea, en un desplazamiento de signos a significantes con otros significados. En sus escenarios la naturaleza juega un papel importante, es la que enraíza el mestizaje, invade el espacio cultural, irrumpe para crear el nexo entre el pasado y el presente, la ficción y la realidad, y lo natural y cultural. Y si el signo para América es la naturaleza exuberante y el de Europa o la occidentalización, lo cultural, la naturaleza es muchas veces representada a través de la cultura: gasas, bordados, plumas artificiales, creando una fauna asfixiante.
El trabajo manual en su obra supone quehaceres más cercanos a una sociedad pre-industrial pero terminan por fundirse con estrategias post- industriales o post- coloniales como el uso de la imagen digital o la caja de luz. La hibridez en su obra aparece no solo en la temática sino también en lo formal.
En proyectos anteriores, como “Casa tomada” o “Nostalgia” (donde se incorpora el autorretrato), se mostraba una voluntad de reconstrucción y representación del hogar o de la casa- otra constante en Farah- con la intención de dar una mirada a construcciones ideológicas o sociales específicas como la de la feminidad en Latino América a través de los distintos estilos de vida durante diferentes décadas del siglo XX. En proyectos posteriores la constante ha sido la descomposición de este entorno.
Farah trae entonces a primer plano objetos e imágenes de sus obras precedentes, sacándolos fuera de contexto.
Y aunque en sus últimas piezas, sigue su interés por períodos de la más exagerada exquisitez y el exceso como el s. XVIII en Europa y en América, sobretodo el Perú, de la misma época- la referencia al palacete colonial, la casa de Torre Tagle-, Farah nos lleva a la última colonización que supone la globalización y la influencia del Imperio Americano (E.E.U.U.) – su video estilo años 50-60 ilustrando “el sueño americano”- la casa, la mujer como la “hacedora” del hogar, la mujer de esa época y sistema que es el signo conservador, habitual y arcaico de lo deseable, amable y bello, donde esto es sólo una cara de la moneda.
Otras interesantes constantes en su obra son, por un lado, el elemento perturbador, casi “mágico” o “surreal” – la atmósfera y elementos en “Nostalgia” y casi toda su obra de hibridación de lo local y no local como la de la cultura y la naturaleza- y, por otro, su inusual utilización de géneros y estilos llegando a convertir la fotografía en un objeto con volumen que sale del lienzo o del papel, usando además la pintura y otros elementos.
Farah con una obra poco ortodoxa, a veces kitsch, parece sobretodo intentar aprehender la identidad , la suya y la sudamericana no sin algo o mucho humor, sensualidad e imaginación

lunes, 12 de septiembre de 2011


“Hibridaciones”                 
Muestra individual de Ana Cecilia Farah en Galería Vértice.
La artista Ana Cecilia Farah inaugura su tercera muestra individual “Hibridaciones” en la Galería Vértice de San Isidro, este miércoles 5 de Octubre. La muestra va hasta el  28 de octubre de 2011




 Biografía
Ana Cecilia Farah  estudió Artes Visuales en la Escuela Corriente Alterna (2000-2004). En 2007, fue finalista del concurso Pasaporte para un artista. Ha tenido dos exposiciones individuales en Lima y una bipersonal. En la sala Luis Miró Quesada Garland (2006) presentó una muestra junto a Mariana Riveros que fue curada por Luis Lama Mansur. Su primera muestra individual fue en la Galería Lucía de la Puente (2007) y luego presentó en el 2008 en la Galería Vértice. A lo largo de su carrera ha participado en varias muestras colectivas tanto en Lima como en el extranjero, participando también en ferias internacionales. Vivió y trabajó en Londres desde mediados de 2008 a 2009 cursando el programa de Fine Arts en Goldsmiths College de la University of London.

Desde sus inicios en el arte, Ana Cecilia Farah ha trabajado desde distintos medios y formatos como la pintura, la fotografía y el dibujo utilizando elementos que provienen de una estética marcadamente femenina -como tapices, bordados, encaje, pieles, plumas, etc.- influenciada por una estética europea importada ahora en decadencia, donde se perciben ideas de autoridad y prestigio inscritas en una mirada post-colonial. Las superposiciones de capas en sus piezas remiten a una “arqueología de la nostalgia” -como la llama la artista- como eje dentro de diversos escenarios donde la naturaleza invade el espacio cultural o artificial. La obra de Ana Cecilia evoca cierta desorientación y sentido de misterio en el espectador.

Hibridaciones

Para esta muestra, Farah crea distintas piezas en varios formatos de técnica mixta (cajas de luz con capas de textiles, fotografía intervenida, dibujo sobre papel, pintura y objetos hallados y transformados), donde presenciamos lo implacable de una naturaleza desmedida, que invade el mobiliario europeo -característico en su obra- creando híbridos artificiales y naturales que aparecen casi animados a los ojos del espectador, volviendo difusos los límites entre fantasía y realidad.
Para este trabajo, la artista partió del concepto del paisajismo barroco francés, donde la estructura y el orden priman en ambientes que integran el elemento natural con lo plástico de su diseño. De manera radicalmente opuesta, Farah evoca un tipo de botánica que irrumpe en los símbolos hechos por un tipo de hombre mesurado -el mobiliario clásico- representando a una sociedad que la artista percibe como desgastada y en desuso.